Desnudando mi alma
Como dice el nombre de este blog, hace un tiempo yo era una persona muy distinta, un ser que deambulaba por el mundo sin seguir un rumbo determinado, era reservado, tímido, mucho más callado que ahora, me dejaba llevar por la corriente más genérica, y apenas aparecía en mi algún atisbo de reacción y/o iniciativa.
Durante años he vivido en mi mundo, con mis cosas, mi espacio, acostumbrado a unas rutinas, a unas limitaciones... y así pasé hasta que todo ese tiempo se me echó encima, hasta que viví lo suficiente como para darme cuenta que el tiempo es efímero, que la juventud comenzaba a escaparseme... y me cansé de mi vida.
Decidí que debía hacer algo para cambiar las cosas. Guiado a partes iguales por mi instinto y por alguna que otra voz amiga, comencé a moverme hacia donde fuese, no importaba, a algún lugar habría de llegar. Alguien que lea esto podría pensar que hasta ese momento vivia encerrado en una habitación sin ventanas, como si de un preso en la caverna de Platón se tratase. Pero no era así. En realidad si que habia una caverna, pero no es que yo estuviera encerrado en ella, sino que más bien la caverna estaba dentro de mi, atrapando mi alma. La misma que me limitaba sin ser consciente de ello.
Poco a poco empecé a redescubrir muchas cosas, algunas de ellas con la ingenuidad propia de un niño que las conoce por primera vez. Al tiempo que me intereso por algunas novedades, voy abandonando otras que habian formado parte de mi rutinaria vida hasta entonces, y de las cuales no he vuelto a querer saber.
Como he dicho antes, yo era muy callado. Mucho. Como si por hablar corriese el riesgo de que los demás supieran lo que pienso (fijate...!). Afortunadamente es algo que forma parte del pasado... pero sin embargo aún colea en mi un cierto resquemor a manifestar las ideas que pasan por mi cabecita sin hacerlas pasar por mi particular censura. Sí, así es... aún me cuesta ser yo mismo con total naturalidad. Y esto es algo que me ocurre por haber sufrido algunas reacciones... digamos embarazosas, ante mi forma de expresar las cosas.
Al parecer tengo un talento innato para meter la pata de vez en cuando al hablar, y ser el último en darme cuenta. Vale, soy humano, lo cual podria ser una excusa algo pobre, pero excusa al fin y al cabo. Pero por qué tiene que sucederme con la gente que más quiero...?
Si, la misma que supuestamente me lo ha de pasar por alto -si es que ese sentimiento es reciproco-. Pero eso no me sirve cuando se da en repetidas ocasiones; no me sirve cuando por pasarlo por alto cae una gota más en el vaso de la paciencia ajena, ya no tan vacio; no me sirve cuando me da por pensar por qué mi vida no ha ido más allá en todo este tiempo, y si esa habilidad mia tiene algo que ver en ello...
Antes me afectaba mucho, demasiado diría. Me culpaba a mi mismo y me metia mucha caña, lo cual alimentaba una autoestima demasiado baja. Pero con el tiempo he aprendido a no darle tanta importancia, tan sólo la justa, la que aporte algo positivo a la situación, la que me otorgue alguna conclusión que quizás esté ahora buscando con estas palabras.
Quiero creer que esto sucede por haberme criado en un entorno demasiado protector, por haber crecido en una familia que acostumbrada a mi forma de ser, ignora determinadas actitudes, y a otra cosa mariposa. Pero que sucede cuando no es ese entorno quien me escucha, sino el mundo exterior, ese que un dia decidí explorar?
Tal vez con esto se explique lo mucho que me sigue costando ser yo mismo al 100%, sin cortapisas. Es muy posible que tenga miedo de alejar de mi a la gente a la que tanto me ha costado tener cerca. No es algo que me pueda permitir, ni mucho menos. Como dice un refrán, hace falta una eternidad para construir y un segundo para destruir...