Nací a mediados de los 70, pero nadie me echa más de 25 años.
Nunca fui un niño precoz, ni tan siquiera supe ser niño.
Con el tiempo he dado en creer que algo falló en mi infancia... protección excesiva, tal vez.
La adolescencia fue una etapa dificil, no iba al mismo ritmo que los demás.
El tiempo me fue sumiendo en una rutina costumbrista, en un acomodamiento social.
Mi mundo era todo lo que necesitaba, me encontraba bien ahi sólo.
Poco a poco, algunas cosas fueron cambiando, pero muy lentamente.
Tras mucho tiempo así, mi vida era realmente aburrida...
Y de pronto, un día, sentí como si despertara de un laaaargo sueño.
Al despertar, ví reflejado en el espejo a ese joven que no supo ser niño, estaba ahi, metido en un cuerpo de adulto, vistiendo de sport, en la misma cama de siempre, rodeado de todas mis cosas. Pero comencé a mirar fuera de mi mundo y entonces muchas de esas cosas perdieron interés. Tan sólo guardé aquellas que eran parte de mí mismo.
Siento que dormí varios años seguidos, y que en ese tiempo los demás jóvenes fueron haciendose mayores, fueron creciendo y asumiendo responsabilidades. Algunos acabaron la carrera, otros no lo consiguieron y empezaron a trabajar pronto. Unos se casaron jóvenes, otros fueron padres prematuros, y los más sensatos esperaron a tener cierta estabilidad laboral y de pareja.
Cuando abrí los ojos, ví que una enfermera rubia con gafas y semblante triste había venido a sacarme del comatoso letargo en el que me encontraba. Me hizo unos cuantos gestos para darme a entender que no podía seguir parado, que debía continuar el camino que llevaba cuando me quedé dormido. Yo, aún confundido por el tiempo que había pasado, no supe entender sus indicaciones, así que decidió irse dejandome muy desorientado.
Al retomar mi camino, encontré gente muy joven alrededor, todos muy preparados, generación JASP. En cambio yo no sabía mucho, había perdido la evolución natural de las cosas, y estaba en franca desventaja con el resto. Por suerte nadie se enteró de mi letargo, pues en ese tiempo mi cuerpo permaneció intacto, sin alteración física alguna, así que aparentemente encajaba bien con el resto del mundo.
Esa falsa apariencia es mi caballo de batalla diario, tratar de aparentar que la desventaja es menor de lo que es, tratar de no quedar en evidencia más de lo necesario, esconder los temores en un semblante de serenidad autoimpuesta, aunque todo es como digo, apariencia.
Y así poco a poco voy encajando en este puzzle que es la vida, dando pequeños pasitos cada día, descubriendo algo nuevo en lo que otros dominan desde bien jóvenes. Eso al principio me importaba, pero ahora...
¿Sabéis qué os digo a todos vosotros?
Que hoy mi vida es apasionante, que no la cambio por ninguna, que ya quisierais todos vosotros encontrar un aliciente nuevo cada día en una mirada, un gesto, una sonrisa de complicidad... que algunos habeis vivido tan deprisa que vuestra vida está vacía, sin alicientes... estáis encerrados en vuestra propia trampa, pagando los errores a un precio muy caro; si a pesar de todo podéis ser felices, me alegraré por vosotros, pero no os envidio. Conocéis el amor?? Enhorabuena... en eso sois afortunados. A mi me espera uno tan intenso como el vuestro. Trabajo tengo y me va muy bien, cuantos podeis decir eso? Amigos he aprendido finalmente a hacerlos, y de los buenos. Me compré un coche y soy felíz cada vez que lo llevo. Duermo muy tranquilo por las noches porque no tengo nada que me remuerda la conciencia. Tengo salud física gracias a que la salud emocional me impide destruir mi cuerpo lentamente como hacéis muchos.......
Lo poco que os pueda envidiar llegará antes o después, es cuestión de tiempo.
Además, si no dejara algo para el dia de mañana... qué futuro me esperaría??