I - Una voz reclama mi atención al otro lado del cable. Son varias semanas sin tener noticias, y tras la puesta al día, no puedo evitar que se note el malestar que con SHL quedó. Y ante la insistencia de sus preguntas, termino por contarlo todo, pues pareció estar más cercana a mi que a ella en ese momento... no sé, me dió su confianza. Lo que menos podía imaginar era el ofrecimiento que me aguardaba:
H.- Siempre que necesites cualquier cosa, enviame un sms, o me llamas... lo que quierasDe ella no lo esperaba, creo que pensó que debía hacerlo tras lo que le conté sobre mí. Pero me hizo sentir muy bien, me sentí comprendido.
II - Dos noches más tarde, tuve una de esas citas que siempre había considerado
del otro lado. Pero esta vez no sólo era yo el protagonista, sino que además había surgido por iniciativa propia. Todo un logro...
Llegada de tierras sureñas, una forera amistad que por primera vez iba a dedicarme dos o tres horas de su tiempo en exclusiva, algo impensable en su lugar de procedencia. La cena fue muy amena, esta vez no por planificada resultó peor. Y como siempre, un punto de vista ajeno para enfocar las cosas de manera algo diferente. Se despidió con un:
Gracias por pasearme.
Fue un placer.
III - Y de regreso al mundo de lo inesperado, otro sureño contacto, poco habitual en el mundo cibernético nocturno, reclamaba mi atención con elogios más que sorprendentes. Durante un buen rato departimos sobre su vida y la mia, casi en plan confesiones de madrugada.
Reconozco que no me costó ofrecerle uno de mis más estimados textos aquí reflejados, pues de alguna forma sentí que lo iba a entender de verdad. Y no me equivoqué. El pedestal en el que parece tenerme colocado dio paso al previsible halago sobre mi capacidad literaria, sin quedarme claro si se encontraba bajo los efectos de algún estimulante, posibilidad que no he descartado.
Descubrí de esta forma un alma con sentimientos parejos, aunque siempre me he sentido un poco
lejano a ella. Sin embargo, es muy probable que ella sea más cercana, mucho más, de lo que sospecho.
Epilogo - Durante mucho tiempo la consigna fue
sembrar... Ahora los frutos se encuentran en muchos sitios, incluso en aquellos que a simple vista no se aprecian, donde no esperabas encontrarlos. Tal vez sólo se trate de cortesía, pero... en un momento de necesidad, es muy reconfortante saber que puedes contar con quien no esperabas que te brindase su mano.